miércoles, 31 de diciembre de 2014

Belleza y tristeza


   Un día cualquiera, uno entre un millón, te despiertas -si es que has podido dormir- y es el gran día. Te levantas y desde que lo has hecho no dejas de mirar el reloj. ¿Por qué las obras de teatro siempre tienen que ser por la tarde?
Llega el medio día y con el estomago cerrado, tratas de comer algo. El tiempo vuela... menos ese día.
Y por fin, llegas. Últimos ensayos. Relees las ultimas líneas. Te vistes y vas entrando poco a poco en el personaje. Tratas de disimular los nervios haciendo bromas antes de entrar a escena y, por fin, te avisan de que es tu turno.
Se encienden los focos, sientes la calor que desprenden. Te sitúas entre bambalinas y escuchas el murmullo de la gente aún colocándose en la silla. Asomas la cabeza para ver si los que habían dicho que vendrían, han cumplido su palabra y, al fin, tocas los tablones.
Pero como si de magia se tratase, llegan los aplausos finales. Se acabó. Tantos meses de preparación, nervios e incluso miedo y arrepentimientos por escoger un mundo tan complejo han quedado resumidos en casi dos horas de actuación. Brillo en los ojos es lo único que te queda y un público satisfecho.

El teatro no dura, solo en la memoria de la gente y en sus almas. Esa es la belleza y la tristeza del teatro. Pero..así es la vida ¿no?. Belleza y tristeza. Por eso decimos que el teatro es vida. Una obra de 365 actos donde tú eres el protagonista. Tú escoges quién quieres que salga en la obra y a quien "matar" para que no aparezca más. La vida en si es una obra de teatro. Tal vez a veces te sientas como que estás entre bambalinas siento tú el protagonista de tu historia. Otras, tal vez, los aplausos no cesan y en otras careces de ellos. Tal vez te olvidas de las líneas o tu gente no ha venido a verte.
Habrá momentos en los que desearías abandonar la obra porque no te gusta el guión... sin acordarte de que esas líneas las escribiste tú mismo.
 
La vida es una gran obra de teatro donde tú eres el director. Y lo único que importa de ella es vivirla con pasión, improvisar siempre que haga falta y encargarse de que cuando se cierre el telón, los aplausos te den vida de nuevo para volver a empezar.

Feliz Año Nuevo y mucha mierda.
Ahora y siempre.

1 comentario:

  1. gran reflexión preciosa! me encantaría poder verte actuar algún día!! <3

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